Reyal Urbis podría ser la próxima en caer.

La inmobiliaria Reyal Urbis, propiedad en su mayoría de Rafael Santamaría Trigo, poseedor además de participaciones en Inmocaral y propietario de una cadena hotelera que cuenta con 10 establecimientos, está en peligro inminente de ser la segunda inmobiliaria más grande de España en ser intervenida.
Todo vendría propiciado por el vencimiento anticipado de una serie de préstamos sindicados a corto plazo y pólizas de crédito por un montante de 3.000 millones de euros, en los cuales ya se habría incumplido el ratio financiero acordado con los bancos.
Ha presentado unas pérdidas en el primer semestre del 2008 por valor de 331 millones de euros, lo que supone multiplicar por 10 las pérdidas de un año antes.Según los bancos, estos tendrían la potestad de modificar las condiciones de amortización de los prestamos si se incumplen los ratios financieros, incumplidos con fecha 30 de Junio del 2008, acordados en el momento de la firma.
De momento lo único que está salvando a la firma, sería la implicación de Banesto que es su principal acreedor. Se conoce que Banesto se habría hecho con la compra de terrenos y promociones, donde también podrían haber otros bancos, por un montante cercano a los 1.000 millones de euros.Según Reyal, su deuda se habría visto reducida en los últimos meses en unos 1.300 millones de euros y que a fecha de hoy, no sería menor de 5.528.7 millones de euros, una cifra nada despreciable, de los cuales 3.223.8 millones tendrían una "garantía personal".
En cuanto a la valoración de activos que siempre es algo no tangente, se podría apreciar una depreciación en los últimos seis meses cercana a los 1.400 millones de euros, siendo esta a fecha 30 de Junio de 9.120 millones de euros, siempre según fuentes de la compañía, otras fuentes valoran los activos en 7.435 millones de euros, casi 1.700 millones de euros menos.
En definitiva, mucho activo por vender, que dado el momentum del mercado inmobiliario, parece difícil su salida, por consiguiente la empresa no podrá soportar los intereses de los créditos contratados y si no existe el milagro, se verá abocada mas tarde o mas temprano al procedimiento concursal.